La casa está sucia e infestada de insectos que parecen salir de todas partes. El miedo de Cara se convierte en ira que vuelca sobre sus padres, quienes, tras la puerta cerrada de su cuarto, parecen haber desaparecido por completo. Mientras, bajo su cama, los golpes se hacen más fuertes. Cuidado. Mejor guardar silencio, o volverán a llamar a la puerta otra vez para por fin encontrar a la niña desamparada...
Cara se encuentra cada vez más cerca de ser consumida. Algo le dice que, quizá, lo mejor sería abrir la puerta y dejar que aquellos que tan violentamente tratan de entrar, la encuentren por fin.
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