Bajo la almohada no ha aparecido lo que Cara esperaba. La niña ha encontrado algo amarillento, húmedo. Algo que no logra comprender. Mientras, en la oscuridad de su cuarto, unos ruidos imploran atención desde debajo de la cama.
La pesadilla de Cara continúa, y la niña se deja llevar por su inocencia hasta los peores lugares que el hambre y soledad pueden producir. La pesadilla continúa, han vuelto a llamar a la puerta...
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